sábado, 12 de enero de 2008

Inauguración

Bueno... Me ha costado decidirme, pero aquí estoy. La idea de crear este blog ha sido poder contar algunas historias que he ido escribiendo desde hace un tiempo, y otras nuevas que espero se me vayan ocurriendo. Si hay algún despistado que se deje caer por aquí gracias por su tiempo...

Pues sin más, damos por inaugurado el blog :)

Gris

La vida de las personas es como las pinturas plastidecor. Hay vidas rojas, llenas de pasión, con muchas relaciones y siempre inundadas de romanticismo. Están también las vidas blancas, caracterizadas por la bondad, dedicadas a hacer la vida más fácil a los demás, y una vez terminada, todo el mundo las recordará por su gran entrega. Pero también hay vidas negras, sus propietarias son personas llenas de maldad, ésta vida causará heridas irreparables a las personas que se crucen en su camino. Así se puede continuar con todos los colores de esa cajita de pinturas que llevamos al colegio desde que casi ni sabemos hablar.

Desde que puedo recordar, he sabido cuál era el color de mi vida, el gris. El gris es un color neutro, que no molesta. Lo ves en la cajita de pinturas y piensas, pues no es tan feo. Pero nadie lo coge nunca para pintar. Las personas grises, no lo son por algún rasgo que le caracterice, más bien lo son porque no pueden ser de ningún otro color. Yo no soy una persona mala, pero tampoco soy una persona que se esfuerce en hacer feliz a los demás. Tampoco soy romántica, y tampoco especialmente feliz. Así que no me queda más remedio que llevar una vida gris.

Hoy mi día también ha sido gris, como no podía ser de otra forma. He trabajado durante 8 horas en mi puesto en la oficina, he salido de la empresa y estoy en el metro. Sólo quedan 10 minutos para llegar a mi casa, y sentarme a ver la tele mientras ceno y espero a que sea hora de dormir, para mañana volver a repetir el ciclo, y así esperar a que pasen 30 años y llegue mi jubilación.

Por eso me ha sorprendido tanto que te hayas acercado a mí, en el metro, y hayas comenzado a hablar conmigo. No te conozco de nada, pero puedo ver el color de tu vida. Eres azul, libre, calmado, pero con carácter; como el mar, como tus ojos… No sé explicarlo, todo es tan familiar, como si ya te conociera de antes. Me invitas a tomar un café. Y noto como mi vida se va transformando. Ya no parece tan gris. Concédeme un poco de tu azul…